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5 tips para que seas feliz en el proceso de esmaltado

¡Espero que estés bien!
Este es el primer post del año. Y esta vez, tenemos un post un poco más “técnico”: hablaremos del esmaltado.  Vamos a por ello.

Cuando hablamos del proceso de esmaltado, primero debemos entender qué es la porosidad.

La porosidad se refiere a la capacidad de absorber líquidos en un material sólido, lo que es posible gracias a los agujeros microscópicos del material en cuestión. Esto significa que, en el caso del barro, si bien retendrán agua, absorberán parte de ella con el tiempo, expandiéndose y encogiéndose a medida que se seca.

El riesgo de desarrollo de bacterias es la razón por la que la cerámica destinada a estar en contacto con alimentos no debe ser porosa.

Hablemos de tipos de barro. El barro rojo (la arcilla de baja temperatura) es especialmente poroso y hace que sea extremadamente difícil limpiar completamente la pieza, Por eso, se pueden desarrollar bacterias, moho y hongos. Aunque pueda parecer limpia, puede contener toxinas peligrosas que se filtrarán en cualquier alimento o líquido que se almacene al usarla.

El gres o la porcelana (también conocidos como barro de alta temperatura) se consideran impermeables cuando se hornean a 1285 ºC, ya que a esta temperatura las partículas del barro se “fundirán” y se vitrificarán, formando una superficie no porosa similar al vidrio.

Sin embargo, si horneas tu gres o porcelana a una temperatura inferior a 1285ºC, entonces, al igual que la loza, debes esmaltar tus piezas para que sean aptas al uso funcional.

Antes de entrar en el tema del esmaltado, es posible que te preguntes: ¿las piezas de raku son funcionales? Pues el Raku utiliza principalmente barro de alta temperatura con chamota, para ayudar a soportar el choque térmico. Pero aunque el Raku se haga con barro de alta, el proceso es una cocción de baja temperatura, que no vitrifica la arcilla. Es decir, no es apto para alimentos.

¿Y qué pasa con las piezas bruñidas? La arcilla ha sido pulida para crear una superficie lisa y brillante. A menudo se usa para crear un acabado más decorativo en la cerámica. Pero para que sea seguro para los alimentos, debe cocerse a 1285ºC. A menos temperatura, es imprescindible esmaltarla.

Despejadas esas posibles dudas, vayamos al grano: el esmaltado.
Aquí nuestros 5 tips para ser feliz con el proceso de esmaltado de tus piezas.

1. Nada de prisas
Para mí, el tip más importante. Pero se pasa por alto fácilmente cuando se avecina tu deadline… Esto de “voy rapidito y esmalto mis piezas” casi nunca funciona. Date tiempo para pasar por todos los pasos tranquilamente y a consciencia.

2. Prepara bien tus piezas antes de aplicar el esmalte:
Evita manipular tu pieza con las manos sucias o habiendo usado crema de manos. Limpia el polvo antes de esmaltar, con una esponja húmeda. El aceite o el polvo pueden funcionar como una película que evitará que el esmalte se adhiera a la pieza y potencialmente provocando que escurra. Bordes afilados deben lijarse antes de esmaltar. No los ignore, arruinarán tu pieza y no se podrá arreglar después del esmaltado. Es mejor adquirir el hábito de verificar esto antes de la hornada de bizcocho, ya que es mucho más fácil trabajar los bordes en las piezas en dureza de cuero.

3. Déjalas secar antes de ponerlas al horno
Deja que las piezas se sequen durante la noche antes de hornearlas. El agua y el horno nunca son una buena combinación. Si la pared de la pieza está húmeda, cuando la temperatura empieza a subir, el vapor que sale de la pieza puede aumentar la probabilidad de problemas, como burbujas o que el esmalte escurra. Nuevamente: apresurarse no es una buena idea…

4. Y haz pruebas, una, otra y otra vez
¿te dije de hacer pruebas? ¡No utilices esmaltes que no hayas testando antes, ni combinaciones de colores en las piezas que te gustan! Sé que es tentador, tienes una pieza única y crees que puedes hacerla aún más espectacular usando una nueva combinación de colores que funcionan perfectamente en tu cabeza. Léelo de nuevo: ¡en tu cabeza!
Algunos esmaltes son totalmente diferentes con 1 o 2 capas; y según forma de la pieza.
Cómo queda por dentro, puede que no quede por fuera…
El esmalte cambia según la superficie de la pieza. Variará si la superficie es lisa, ligeramente texturizada o muy texturizada/estampada. Todo eso lo sabrás haciendo pruebas.
El esmalte variará según el color del barro. Algunos esmaltes cambiarán totalmente sobre arcilla de diferentes colores, ya que pueden reaccionar con los metales del cuerpo del barro.
¿Qué pasa si mezclas esmaltes? ¡Probablemente no saldrá lo que piensas! La rueda de colores no se aplica aquí, ya que el color del esmalte es una reacción química. Para eso, Lucia de los Santos, nuestra profe de esmaltes,  lo tiene todo cubierto en nuestro workshop de Investigación de Esmaltes de alta temperatura. Echa un vistazo para saber más.
Si usas óxido debajo del esmalte, también tienes que hacer pruebas porque podrá variar el resultado según el oxido.
Ubicación de la pieza en el horno. Si el esmalte responde al enfriamiento lento, la ubicación dentro del horno puede cambiar totalmente el resultado.

5. Precisión, constancia y repetición

La aplicación del esmalte es solo una parte del esmaltado:  hay varios otros aspectos que son importantes no pasar por alto si se desea obtener resultados uniformes.

Temperatura de cocción del bizcocho. La temperatura del bizcocho afectará la porosidad de tu pieza y también afectará a cada arcilla de manera diferente. Será más o menos poroso, y esto incidirá directamente en el proceso de esmaltado. Cuanto más poroso, más esmalte absorberá la pieza cuando se sumerja en el esmalte (recuerda el punto más arriba de más o menos capa). No hay una temperatura de bizcocho ‘correcta’, pero mantener la tuya constante hará que sea mucho más fácil para ti controlar los resultados.

Cómo se preparan los esmaltes. Algunos ingredientes tenderán a formar grumos, aunque tengan un polvo muy fino. Una licuadora de alta velocidad es una excelente manera de mezclar los esmaltes sin tamizar, y es lo suficientemente poderosa para romper los pequeños grumos, mucho más que tamizado y mezclado a una velocidad más lenta. Esto cambia el comportamiento de los materiales que componen el esmalte y puede dar un resultado totalmente diferente. La mejor manera de solucionar el problema es nunca usar una licuadora de inmersión o siempre usar usar una licuadora de inmersión… O sea, hagas lo que hagas, hazlo repetidamente.

Bueno, eso fue más largo de lo habitual, pero valió la pena, ¿verdad? Lucía tiene mucho que contarte sobre la elaboración de esmaltes. Consulta el programa de nuestro workshop de esmaltes de alta aquí. ¿Nos vemos pronto? ¡Un abrazo! Paula